Para Margarita Cepeda, el mejor legado de Álvaro Cepeda Samudio es decir la verdad, elogia la obra de su padre que lo catapultó como el ‘el padre de la literatura latinoamericana’ y lo califica como el precursor del ‘realismo mágico’.

“El legado que deja mi padre a las nuevas generaciones y al periodismo en general, es la verdad. Él siempre decía que cuando tienes algo que decir, tienes que tomar las palabras por los pelos y a golpes enseñarlas a ilustrar la idea. Él era amante de decir las cosas como son”, sostiene la Comunicadora Social, radicada hace 20 años en Miami, Estados Unidos.

Considera que el país necesita de la verdad. “Nosotros no podemos seguir tapando, como periodista, por una publicidad, por lambonear a nadie, por hacerle creer a las personas que todo está bien. Nosotros tenemos que aprender a decir la verdad. Cuando Colombia siga este legado, realmente creo que las cosas van empezar a cambiar porque entonces la gente se dará cuenta de qué lado debe estar”, asegura.

También resalta el aporte de Cepeda Samudio a la literatura. “Mi padre es considerado mundialmente como ‘el padre de la literatura latinoamericana porque a diferencia, hasta ese momento que él regresa al país de los Estados Unidos, el lenguaje del costeño era considerado soez, vulgar, corroncho. ¿Qué pasó? Que él encuentra nuestra verdadera riqueza en ese lenguaje y lo convierte poéticamente en algo bello. De ahí ese ‘realismo mágico’ que va contando nuestras historias como son, con nuestro propio lenguaje".

Así, cita como ejemplo la obra La Casa Grande, que la califica como una joya literaria mundial, no nacional, por considerar que con ella nace la nueva perspectiva de lo que es América.

“Si vamos hablar  del nuevo Quijote, sería Alvaro Cepeda Samudio, no tanto por lo que representa  como mito, como personaje, como icono, sino por esa manera de decir las cosas cortas, en frases con puntos, obviando puntos y coma, los dos puntos y esas series de sujeciones gramaticales que no nos llevan sino a rodeos elegantes, y decir las cosas como eran. Vemos, por ejemplo, que en La Casa Grande se toca el tema de la violencia, que nuestro país ha sido violento históricamente y en ese estado de violencia no se dispara un tiro. Pero con nuestro lenguaje se ve que un soldado a traviesa a un campesino y en vez de sangre lo que sale es mierda. Esa palabra mierda la utiliza después Gabito cuando dice: si la mierda tuviese precio, los pobres nacerían sin culo. Me perdonan los moralistas pero así es que se habla. Esas son palabras castizas, las de Cervantes, pero en nuestro propio idioma”, afirma Margarita Cepeda.

No vacila en asegurar que la obra de Cepeda Samudio se encarrilaba hacia un Premio Nobel.

“A nosotros nos han conocido primero a través de Alvaro Cepeda Samudio y después con Gabito. Si hubiese durado más tiempo, diez años o más, él hubiese hecho cosas muy importantes: desarrollar el cine nacional, porque fue el primero que puso las piedras con La Langosta Azul, porque él adoraba la imagen. Su literatura, incluso sus cuentos publicitarios, todas esas cosas con solo leerlas, usted se las imagina, él era muy visual. Entonces, no solo hubiese sido un Nobel, sino como 5 nobeles”, enfatiza.

Insiste en que “aunque muchos consideran esto sacrilegio, es verdad. Hay que hablar con la verdad, hay que decir lo que se piensa, sin miedo, sin sujeción a nada”.

Margarita Cepeda reside desde hace 20 años en Miami, donde ha estado vinculada a Univisión, Telemiami y America TV con el programa ‘Woman After Forty’ y en Mira TV con ‘Margarita Cepeda en Zona Franca’.

Su padre, Alvaro Cepeda Samudio escribió obras como ‘Todos Estamos a la Espera’, ‘Los Cuentos de Juana’, ‘La Casa Grande’, ‘El Margen de la Ruta’, entre otros.

Cepeda Samudio hizo parte del denominado ‘Grupo Barranquilla’, junto con Alfonso Fuenmayor y Gabriel García Márquez, entre otros.